viernes, 19 de diciembre de 2014

En la Alberti una noche de invierno

Como en la mejor página del diario de Shackleton, anoche nos juntamos un grupo de lectores y amigos en la Librería Rafael Alberti para escuchar, al fuego del hogar, historias maravillosas de viajes a través del hielo para llegar a la Antártida. La presentación del precioso libro El viaje de Shackleton, de William Grill, que acaba de publicar la editorial Impedimenta, en este invierno cargado de libros ilustrados en la nieve y las tierras inhóspitas y misteriosas, reunió al editor, a los libreros y a los lectores. 

Hay presentaciones sosas. Las hay divertidas pero cortas, y después no hay mucha charla, pero esta lo tuvo todo. Las palabras del editor, admirador de la literatura de aventuras de grandes exploradores, abrieron la tarde. A partir de ahí nos dejamos llevar por las hipnóticas narraciones de Jerónimo López, geólogo y explorador, que nos deleitó con mil anécdotas y una charla afable que despertó nuestro afán de lectores, de escuchar, de saber más. Atendíamos sin parpadear a cada una de las explicaciones sobre esos viajes extraordinarios de otro tiempo, y en concreto a los de Shackleton de principios del siglo pasado. Si abrimos el libro de Impedimenta por cualquier página y observamos las ilustraciones diminutas en fondo blanco podemos empezar a sentirnos pequeños frente al mundo de hielo y nieve de esos exploradores rememorados que nos han hecho soñar y vivir con sus narraciones y reflexiones posteriores.

Tras la presentación, unas ginebras con hielo picado y alegre charla. Sugerencia de títulos sobre las exploraciones a la Antártida y sobre Shackleton. Me llevo tres libros finalmente. Uno me lo disputo con el editor, que opta por un cuarto muy apetecible. Estamos sumergidos en lo que yo llamo trance del lector que vivimos los que amamos los libros cuando visitamos los templos que son las librerías. El marco era anoche una librería única, acogedora, donde de un vistazo se siente uno en el paraíso, con libreros cultos y afables, recomendadores natos, cuyos ojos se iluminan hablándote de este o aquel título. La charla, los viajes, la aventura, los extremos a los que puede llevar una pasión. Queremos libros y los tenemos. Nos los pasamos de mano en mano, nos detenemos en una foto, en los comienzos de un párrafo que nos hace reír a todos, en comunión con el tema, el momento en la librería.

Y es que hay veces en que uno no quiere otra cosa que un buen libro adquirido en el lugar adecuado, porque cuánto del momento y lugar de la compra habrá cuando lo estemos disfrutando. Abriré, como esta tarde de invierno, el libro comprado ayer, y me sorprenderé recordando frases, el sabor de la ginebra entre los libros y un espacio generoso con soñadores, exploradores y viajeros.

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