miércoles, 22 de enero de 2014

Italia galdosiana

Mis recuerdos de Galdós se remontan a mi infancia, cuando leí, a trocitos, los tres primeros Episodios Nacionales encuadernados que mi madre tenía en la estantería del salón. Recuerdo la lectura algo tediosa a ratos, pero como añadían ilustraciones cuadros que representaban el momento histórico del que se hablaba, me animaba a continuar leyendo.

No fue la última de las lecturas de Galdós. De esa pasé a otras más entretenidas y acabé leyéndomelo casi todo y entusiasmándome ante cada nuevo título descubierto. Creo que hay muy poco que no haya leído escrito por el autor.

Hace un par de semanas, en un hallazgo del destino, y de nuevo acompañada por la que en su momento me alentó a hacerme“galdosiana”, mi madre, encontré una nueva obrita que ha editado Gadir en la que se recopilan las experiencias del viaje a Italia de Galdós en el verano de 1888.

Casualmente recién llegada de allá, y habiendo visitado en otra ocasión parte del país, ha resultado maravilloso revivir y recrear las imágenes recopiladas por mí misma y compararlas con las de mi querido autor decimonónico. ¿Cómo era Italia en 1888? ¿Cómo era España? Lógicamente, Galdós no deja de hacer paralelismos entre los dos países de esa manera aguda con la que sabía meter el dedo en la llaga sin ofender, u ofendiendo lo justo y necesario.

Hay en el tono una educación inherente al escritor del XIX, unos modales sintácticos y léxicos que resultan ingenuos y nos hacen sonreír un tanto. Pero aparte de estas diferencias, la expresión de lo que le produjeron muchos de los rincones por mí visitados es muy parecida a la que yo misma podría haber utilizado.


Galdós siempre supo mirar la sociedad que le rodeaba, describir los tipos, las costumbres y relacionarlo todo con el momento histórico. Me encanta descubrirlo en este librito describiendo paisajes, lugares y no gentes, o al menos no tantas como en sus novelas. Me gusta observar en qué se fija, qué es importante a sus ojos y qué ni menciona.

De vuelta de Italia es una lectura deliciosa que nada tiene que envidiar a los libros de viajes decimonónicos de tradición anglosajona. Es hora de descubrir otro Galdós y otra Italia que tan poco ha cambiado, en realidad, desde entonces en belleza y emoción.

No hay comentarios:

Publicar un comentario