martes, 29 de abril de 2014

¿Querido Diego?

Cuando Elena Poniatowska escribió Querido Diego, te abraza Quiela, en el año 1978, las feministas se le echaron encima porque consideraban ofensiva la sumisión al macho del personaje femenino que retrataba la novela, pura ficción sin embargo. Resulta muy llamativo cómo esa mezcla de realidad y ficción, esa confusión, se ha dado en la literatura desde hace años. Como si fuéramos locos quijotes sin freno nos escandalizamos ante una obra que nace de la imaginación del autor por mucho que este se base en hechos y personas reales para crear su propia historia.

El libro remueve, no cabe ninguna duda, y especialmente a las mujeres, pues se trata del relato de una relación entre el pintor mexicano Diego Rivera y su primera esposa, Angelina Beloff, una exiliada rusa en París, a la que apodaba él cariñosamente Quiela.

Poniatowska nos ofrece, en un texto dotado de gran carga poética y párrafos bellísimos, el retrato de una mujer atormentada por la ausencia de su esposo, que prácticamente ha huido de ella al poco de haber perdido al hijo de ambos con tan solo unos meses de vida. Quiela añora a Diego y le escribe, humillándose hasta límites insospechados con palabras que se nos clavan en el corazón.

La novela es epistolar y reúne las cartas que Quiela le escribe a Diego tras haber huido este a México, y a pesar de haberle prometido mandarle dinero para que ella pueda reunirse pronto con él, no lo hace. Las cartas están escritas en un periodo de nueve meses, lo que dura una gestación. Es el tiempo que tarda Quiela en superar su amor u obsesión por Diego Rivera, lo que tarda en pasar página y olvidarlo.

Si bien las primeras cartas son ficticias, la última es real, la escribió Quiela, y cierra una relación espeluznante plagada de infidelidades del macho mexicano, misógino, destructivo, violento, despiadado con Quiela y para colmo despreciable físicamente, quizá por ello más sorprendente su éxito con las mujeres, fascinadas quizá por su fama y su exotismo.

Difícil le ha resultado a los lectores separar la ficción de la realidad. Haced la prueba vosotros mismos, a ver qué os provoca libro, si os impresiona u os conmueve o simplemente os deja fríos, tal vez tristes. La actitud sumisa y obsesiva de Quiela, heredera del amor romántico, provoca rechazo en muchos lectores pero a mí me ha parecido conmovedora esa mujer dañada que trata de olvidar diciéndose a sí misma que ha de hacerlo en las cartas a Diego, donde habla consigo misma.

Quizá lo más horrible que he escuchado sobre el libro, dicho, cómo no, por un hombre aparentemente normal e inofensivo (y bastante joven) es que hay mujeres a las que les gusta que les den caña y eligen a este tipo de hombres como Diego Rivera conscientes de lo que se van a encontrar. Creo que sobran las palabras. Dejémoslo en desprecio a secas. Leed, leed y opinad vosotros mismos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario