La historia cuenta el antes y el después. Oriana Fallaci, periodista comprometida con todos los represaliados de las dictaduras, no conoce a fondo a Alekos hasta que este es liberado. Es entonces cuando logra entrevistarlo y el amor surge de un modo natural entre dos personas fuertes, luchadoras, unidos sin saberlo por un bien común, el de que todos los hombres sean libres de expresarse y vivir del modo que deseen. No se separarán hasta la muerte de él antes de lo que ambos hubieran podido imaginar.Lo interesante de la obra es que la tortura y las represalias descritas se asemejan a las de cualquier país del mundo, tan similares entre sí, tan horrendamente idénticas. Y lo que sí es diferenciador y asombroso es el caso de este hombre en concreto y cómo es posible que pueda sobrellevar los padecimientos y enfrentarlos con una fortaleza mental casi imposible de creer en un ser humano. Es un libro duro pero amable a un tiempo dotado de clase, frescura, cariño y toda la objetividad de la que es capaz la autora. Raro quizá por lo personal que resulta, que provoca que nos sintamos algo voyeurs al estar asistiendo a una descripción muy íntima, propia de las experiencias de los amantes, en la que nos hemos colado sin saber cómo.
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